Cuidar su sueño. 4 claves para hacerlo.

Después de 1 mes y cumpliendo mi promesa, voy a contarles algunas claves sencillas, que realmente podemos implementar en casa para facilitarle a nuestros hijos el acostarse temprano y descansar. La idea es que no nos «desvele» el tema y que podamos incorporar algunas rutinas de acuerdo a cada dinámica familiar.

En el último post dejamos claro que el tiempo que dormimos es importante (y obviamente la calidad de ese tiempo), pero no mencionamos cuántas horas deben dormir nuestros chiquis. Bueno, el tema no es igual para todos, cada uno está en una etapa de desarrollo y actividad diferente,  sin embargo, Nati Mesa creadora del blog  La gallina y los pollitos , nos compartió en una de sus entradas las recomendaciones de la Asociación de Pediatría de los Estados Unidos al respecto, lo que nos sirve como guía.

  • De 3 a 5 años: de 10 a 13 horas de sueño (incluyendo siestas)
  • De 6 a 12 años: Entre 9 a 12 horas.
  • De 13 a 18 años: Entre 8 a 10 horas.

Ahora que ya establecimos la cantidad de horas, qué es la base de todo, hablemos de cómo lograrlo y para eso les voy a compartir 4 claves que hemos usado con Alejo (no todo funciona perfecto, pero seguimos intentando). Recuerden que les comparto lo que hace sentido para nuestra familia, lo que hacemos o estamos intentando hacer, eso no significa que esté «científicamente probado» o sea una fórmula infalible, simplemente son claves útiles desde nuestra experiencia.

Time's up!Time out! (1)

  1. Establece una hora regular para que tus hijos se vayan a dormir. Se que suena muy sencillo y que en la práctica no lo es. Aún así, establece un horario que funcione para ti y tus hijos, hazlo cumplir con amor. No importa que al principio den vueltas, renieguen y se demoren para dormir, tampoco te asustes porque no ha terminado de estudiar, ensaya qué pasa si se acuestan temprano y madrugan un poquito más. Si logras establecer este punto, ya tienes la base para crear una rutina del sueño.

 Cuando establecemos una hora para dormir y la cumplimos, el cerebro crea un patrón, eso significa que con el tiempo (no esperemos milagros, no es inmediato) al llegar esa hora, el cerebro le dará la señal al cuerpo de ir a dormir y tendrá la disposición adecuada para hacerlo.

Cómo la vida real no es exacta ni uniforme,  sé que hay ocasiones en las que no es posible cumplir con el horario. Cuando esto me pasa, aplico la «regla de la hora y media», eso quiere decir que si  Alejo se va a acostar más tarde (por una razón especial), tiene 1 hora y media más, y sin alargues ( no puede haber : «mami, 5 minutos más»).

2. Evita que tus hijos consuman alimentos y bebidas estimulantes o pesados antes de dormir .  Esto quiere decir que tomes acciones frente a la alimentación, como bajarle lo que más puedas al azúcar en las noches y evitar que tus hijos adolescentes tomen bebidas con cafeína. Obsérvalos durante el día para que identifiques qué alimentos los mantienen alerta o los «alborotan» y poder evitar que los consuman cerca de la hora de acostarse.

3. Ayúdales a relajar su mente. La mente de los niños procesa diariamente mucha información, es creativa, inquieta, podríamos decir que se mantiene a mil. A la hora de dormir, tener la mente más tranquila es importante para conciliar el sueño, y eso lo podemos lograr evitando que cerca a la hora de irse a la cama,  vean programas en la tele que les aceleren el corazón, los asusten o los emocionen demasiado. Tampoco es recomendable que se duerman viendo televisión (yo se, yo lo he hecho y Alejo también, pero hemos visto que cuando lo hace, se demora mucho para alcanzar un sueño profundo). Otra acción fácil de implementar es evitar que se vayan a la cama a jugar en su tablet o computador, pues no será fácil que quieran dejar de jugar, su mente estará enganchada en lo que estén haciendo y lejos de estar serena. Una mejor opción es escuchar música suave y si tus hijos saben meditar, es un momento super adecuado para hacerlo (Alejo aún no lo hace, no estamos ni cerca, pero es una tarea pendiente), porque baja el ritmo cardíaco y calma el ritmo de su mente.

4. Apaga la luz. La luz es señal de despertar para el cerebro. ¿No les pasa que duermen más rico en un lugar oscuro? Por eso asegúrate de que no hayan luces brillantes cerca del lugar donde duermen, incluidos aparatos electrónicos que puedan titilar o brillar. Procura que las cortinas que tengas en su cuarto, cubran realmente la entrada de luz exterior a través de sus ventanas.

Estas 4 claves requieren de paciencia y repetición, pero si logramos establecer una rutina del sueño, su descanso será real, podrán recargarse, crecer, sanar adecuadamente. Su «genio» tal vez mejore, tendrán una mejor disposición y su mente estará fresca para los retos diarios. Nosotros aún estamos en este camino, unos días es fácil y otros no, pero estamos convencidos de seguir intentándolo porque si queremos su bienestar , queremos su «bien dormir».

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Es hora de dormir.

Se acabaron las vacaciones, vuelve el colegio, las actividades normales y entonces vuelven también las madrugadas, lo cual significa que hay que irse a la cama temprano.

¿Cómo?¿Quéeee? ¡No, no, no!, No sólo en tiempo de colegio es importante (yo diría crítico, pero yo soy gansa y un tanto exagerada como ya me conocen) que nuestros hijos, niños y adolescentes, se vayan a la cama a dormir y descansar temprano. Dormir es una función determinante para que muchos procesos del cuerpo y de la mente, como crecer, concentrarse, consolidar la memoria y conocimiento, nivelar las emociones, defenderse de enfermedades y recargarse de energía, puedan realizarse como debe ser. ¿Qué tanta atención le ponemos al sueño de nuestros hijos (y al nuestro por ahí derecho)?

La hora de dormir y el buen dormir,  se han vuelto un tema serio en nuestra casa, y en la mayoría de los casos un asunto no negociable (somos flexibles los fines de semana y en ocasiones especiales, pero tratando de seguir siempre la regla de la hora y media , de la que les contaré más adelante). Esto no es que le guste mucho a Alejo, a veces respira profundo y enrolla los ojos cuando sabe que llegó la hora, pero poco a poco está comprendiendo lo importante qué es para cualquier niño cuidar su sueño y más aún para El como niño deportista, pues el buen dormir tiene impacto en su desempeño deportivo y en el crecimiento.

Hoy quiero compartirles algunos datos interesantes que hemos ido encontrando mi esposo y yo a medida que leemos y buscamos sobre este tema del sueño en los niños y adolescentes. Los que escogí, son los que más nos han abierto los ojos, sobre todo a mí que era más alcahueta con Alejo. En este tema de tire y afloje, estos datos nos han permitido a los 3 (Alejo el más importante) tomar conciencia y hablar con Alejo usando argumentos sobre el impacto positivo que tiene para El el buen dormir, de manera que pasemos de decir: » Alejo, te acuestas ya porque si » o «Es una orden»  a que El sepa cuál es la hora y sólo se despida y se vaya a su cama a descansar.  Voy a comenzar despacio, dato a dato, como conversadito…..

Dato 1.  Hora de dormir: hora de limpiar y recargar.

Dormimos 1/3 de nuestras vidas (A mis 36 años, llevo 12 durmiendo, suena increíble) pero seamos honestos, a este asunto no le prestamos mucha atención, lo subestimamos porque existe la creencia de que dormir es » perder el tiempo», es no hacer nada o es algo que hacemos, cuando terminamos de hacer todo lo del día (Mamás si esto fuera verdad , nosotras nunca dormiríamos). Esa mirada está lejos de reflejar todo lo que ocurre en nuestro cuerpo y sobretodo nuestro cerebro al dormir. Es durante el sueño que el cuerpo balancea y regula todos sus sistemas. Además ocurre algo que no sabíamos; en el período de sueño profundo es cuando se realiza de manera más efectiva la limpieza de residuos que se van acumulando en el cerebro. Por eso cuando no dormimos bien, o nos falta sueño, el cerebro se siente sobrecargado, sin la misma claridad (aun tiene residuos) y terminamos en lo que en mi casa conocemos como modo zombie al día siguiente.  (les recomiendo ver este vídeo  para entender y luego explicarle a los niños Por qué dormimos ). Ahora que sabemos esto, imaginemos la revolución en la que andan los cuerpos y cerebros  de nuestros hijos : los estímulos a los que están expuestos, la actividad física e intelectual, el crecimiento, las sensaciones y emociones que experimentan día tras día, y sólo es en el sueño, el buen sueño, que lograr bajar el ritmo para «hacer limpieza», balancearse, recargarse de energía (tal cual como entrar a pits en las carreras de carros) y ponerse a punto para seguir con el mismo trote al día siguiente.

Dato 2. Dormir para aprender.

Resulta que dormir juega un papel muy importante en la consolidación de la memoria y por ende en cómo aprendemos.  Creo que ya comenzamos a ver algo que nos interesa mucho como papás: una relación positiva entre el sueño y el desempeño en el cole, y a entender que una de las cosas que podemos hacer para ayudarles a mejorar en el estudio es garantizar que duerman adecuadamente.

Un poco de historia para hacer de este dato algo que verdad nos lleve a que nuestros hijos duerman bien. Hace más de un siglo, el psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus comprobó que normalmente sólo retenemos cerca del 40% de la información nueva aprendida,al pasar sólo un día desde que lo estudiamos. Realmente esto no suena nada bien, porque y entonces ¿cómo hacemos para consolidar la memoria y  aprender?  Tranquilos… el mismo psicólogo propuso varias formas de mejorar nuestra capacidad de retener la información y una de ellas, tiene que ver con nuestro tema: el sueño.  El demostró que haber dormido y descansado lo suficiente, es determinante para lograr un mejor aprendizaje.

Cuando encontramos esta información, comprendimos que trasnochar regularmente (ojo, no pasa nada si es un día de vez en cuando), va dañando el proceso de consolidar la información en el cerebro. Por eso decidimos en nuestra casa, que en vez de acostarse tarde estudiando, es mejor un corto y juicioso repaso de los temas del estudio, y ¡a la cama!. Pero seguimos dándole vueltas y vueltas al tema y entendimos que el impacto no sólo sería en temas escolares, sino también en el deporte, pues en este al igual que en el colegio debe retener nueva información sobre sus movimientos o temas tácticos y necesita estar descansado para poder hacerlo bien.

Les recomiendo ver este vídeo, sobre los beneficios de dormir bien y luego hablarlo con los chicos.

Dato 3: Hora de dormir, hora de crecer. 

Crecer sanos y fuertes y dormir van de la mano, así que ponle atención a los hábitos de sueño de tus hijos. Seguro que una o dos noches sin dormir bien o temprano, no van a impedir que tus hijos crezcan, pero si acostarse tarde, es más la regla que la excepción, el crecimiento sí se podría ver afectado porque normalmente la hormona de crecimiento se libera durante el sueño. Con esto no quiero decir que si nuestros hijos duermen mucho tienen garantizado ser muy altos ni mucho menos, lo que quiero decir es que para facilitarle al cuerpo crecer de manera normal, dormir es vital.

Dato 4:  !Que geniesito!

Este último dato seguro que nos interesa mucho y tiene que ver con el genio y disposición de nuestros hijos. Yo tenía una leve sospecha acerca de la relación entre el estado de ánimo de Alejo y cómo había dormido la noche anterior, pues notaba que cuando no podía conciliar bien el sueño, al otro día estaba distraído y le costaba ser El mismo. Resulta que encontré la confirmación a mis sospechas: cuando los niños y adolescentes no logran dormir bien, tranquilos y profundamente, su estado de ánimo y disposición frente a los retos del día a día se deteriora, haciendo que los percibamos ofuscados, distraídos, respondones, desconcentrados, de mal genio y hasta desmotivados. Así es como los percibimos por fuera y cómo no van a estar así, si por dentro su cuerpo y mente están con su ¡bateria baja! y sin la capacidad completa para procesar las emociones y estímulos a los que se ven expuestos.

Estos 4 son los datos que más nos han animado a velar por el sueño de Alejo, nos hicieron tomar conciencia de lo importante que es para El a sus 10 años descansar y permitirle a su cuerpo recargarse.  Yo espero que alguno les suene y los lleve a tomarse en serio el asunto de dormir. Tener y entender la información es la parte fácil, actuar para que duerman mejor no lo es tanto, así que la próxima semana en un nuevo post voy a compartirles 8 claves que estamos incorporando poco a poco en nuestra rutina familiar para mejorar el hábito del buen dormir.

 

 

 

 

El mágico poder de la navidad: la familia.

No sé si a ustedes les pasa, pero después de Halloween parece como si nos quitáramos los disfraces e inmediatamente comenzara a oler a natilla y a buñuelos y aparecieran por arte de magia las luces de navidad en todas partes. De hecho, terminado octubre siento que estamos en un modo de SER especial, cercano, más cálido, con ganas de reunirnos, de bailar, de comer y compartir. El mes de noviembre realmente se ha ido convirtiendo en la extensión perfecta y muy necesaria, de la navidad, pues tanta alegría, gratitud, familia y amigos no cabe en un solo mes, el calendario por más que lo estiramos no es suficiente (además de todo lo que hay que hacer y preparar para los días especiales que se juntas con las vacaciones de los chiquis: detalles, comida, juegos…)

Este año Alejo me dice algo que me recordó lo que yo sentía a su edad con respecto a la navidad: “Mami, a mí me parece que hay que esperar mucho para que vuelva a ser navidad, es muy largo, debería haber algo parecido en junio, ¿No te parece?” Obvio que me parecía ¡Era la mejor idea del mundo si tan solo alguien nos hiciera caso!. Cuando yo era niña pensar que se acababa navidad y que debía esperar un año completo otra vez, era pedirle a mi mente que estirara mucho el tiempo, más de lo que podía, era lo que yo definía como “La eternidad” (por lo que Alejo me dijo, veo que lo que se siente es similar para todos los niños, no importa de qué generación seamos).  Esperar 365 días para revolver la natilla (y reírnos al ver a papá medir fuerzas con ella en la olla), amasar y comer buñuelos (preferiblemente los de la abuela y los que quedan con un cachito salido), bailar (la colección más variada de ritmos posibles para darle gusto a todos), esconder al niño Jesús, cantar villancicos (La tía Nana hace de las suyas), hacer la novena (con el tío que confunde los gozos y se inventa uno nuevo cada año), repartir regalos y recibir y hacer visitas por 15 días seguidos (nada de acostarse a las 8:30 o 9:00 p.m, no señor, por temprano a las 10:30 p.m.), es una ilusión que no pasa de moda.

Con los hijos todo toma una dimensión distinta, la navidad se vuelve mágica, absolutamente mágica de nuevo, porque ellos te dan el mejor regalo: poder volver a vivir la ilusión, a través de sus ojos y su sonrisa.

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Nuestra navidad (! a principios de noviembre 2016!)

Los últimos dos años el tenis nos ha regalado la oportunidad de pasar nuestra navidad fuera de casa, aprendiendo nuevas costumbres y compartiendo con personas que hoy ya son parte de nuestra familia extendida, la familia del corazón. Por el entrenamiento de Alejo fuera de casa, hemos hecho cosas un tanto fuera de lo normal: el año pasado rezamos las novenas con la familia a principios de Noviembre (Ya se podrán imaginar la cara de los vecinos) y armamos el árbol en la mitad de octubre.  Este año no iba a ser la excepción, una navidad fuera de casa era el plan en papel para este 2017, pues ya sabíamos cómo era y bueno, a pesar de perdernos los buñuelos que son los favoritos de Alejo, los cantos de la tía Nana y la compañía de las abuelas, sabíamos que lo importante era estar los 3 juntos donde la vida nos ponga.

Una noche después de su entrenamiento, estábamos comiendo y revisando los tres el plan antes de concretarlo y ponerlo en marcha y nos dice: “Papi y Ma, me parece todo muy bueno, pero quiero que este año hagamos algo diferente, armemos el viaje a entrenar, pero pasemos en la casa la navidad. Quiero hacer las novenas, ir a la casa de mis tíos y mis abuelos, quiero que estemos todos juntos con música y comida, es que no se si puede ser el último año de alguno y la navidad en Colombia es muy buena. Pa, te propongo viajar antes a entrenar y llegar a la casa justo para las novenas (les prometo que le gustan más que el mismo 24)”.  La respuesta de papá fue clara e inmediata: “Claro hijo si es importante para ti, así lo haremos” y así lo estamos haciendo. De esta historia tan simple que nace del día a día familiar, es muy bonito ver cómo la navidad tiene un magnetismo especial que desde pequeños nos enseña el mágico poder de estar en familia sin importar como sea y que hagamos, solo compartir es suficiente. ¡Wow! Ni el tenis, ni su mayor pasión, le gana a la navidad en familia y créanme que eso en el caso de Alejo son palabras mayores.

Para serles sincera creo firmemente en el poder de los buñuelos de mi abuela y sé que tuvieron que ver con la decisión de Alejo (jajajaajaj). Ya en serio, me alegra profundamente saber que disfruta de nuestras navidades, que son tan sencillas, tanto como yo lo hacía de niña y que valora y añora a cada miembro de nuestra pequeña familia y el papel que cada uno juega en nuestras celebraciones, pues cada uno es pieza fundamental en su idea mágica de la navidad.

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Los buñuelos, tan deliciosos que cómo no iban a ser un factor importante en su decisión!

 

SOY UNA MAMA GANSA

Protectora, un tris temerosa, un tanto controladora, muy abrazadora, amorosa sin límites y definitivamente apegada. Todo esto (y mucho más espero), he sido durante estos 10 años como mamá de Alejo. He sido lo que muchos conocen como la típica mamá gansa. De hecho, así me dicen quienes me conocen y saben cómo me comporto con Alejo.

La verdad, no estoy particularmente orgullosa de este comportamiento porque soy consciente de la importancia que tiene para cada niño escribir su historia, aprender de sus errores y aciertos, y sobre todo, lo valioso que es encontrar y expresar su propia voz en el mundo. Sin embargo, aunque lo de mamá gansa es muy natural en mí y a veces ni me doy cuenta cuando estoy en «modo gansa», la vida tiene sus maneras misteriosas de equilibrarse y crear por sí misma las oportunidades que necesitamos para desaprender y cambiar, y como cosa rara nuestra oportunidad vino a través del deporte.

En la historia de hoy, voy a contarles cómo este año Alejo ha vivido dos experiencias maravillosas para él, que al principio fueron aterradoras para mi, dado mi historial como mamá gansa, pero que finalmente nos han ayudado a los 2 a transformarnos lentamente hacia mejores seres humanos.

La primera fue el torneo nacional interligas. Todos los niños que juegan tenis sueñan con ponerse la camiseta de su departamento y representarlo muy bien en este torneo. Hasta ahí súper chévere para todos.  Pero…..esto implicaba que Alejo debía concentrarse con su equipo en una finca durante una semana. Concentrarse, significa algo aterrador para cualquier mamá gansa: los niños están con sus compañeros y entrenadores sin la distractora presencia de los padres para enfocarse en su objetivo. Ellos pasan felices, comparten con sus compañeros, son responsables de sus cosas, cumplen de forma independiente con los horarios, comen lo que les sirven, ordenan su cuarto, empacan y preparan solos lo que necesitan para cada día de competencias. Y mientras esa magia ocurre (porque la verdad es mágico, todo sale bien), yo, la mamá gansa, me enfrenté a una realidad innegable: El está listo para afrontar cualquier reto propio para su edad, porque tiene las herramientas para hacerlo. Cada vez que usa sus herramientas se da cuenta lo bien que se siente ser autónomo y tomar sus decisiones, qué bien se siente simplemente sentirse capaz de resolver los retos cotidianos (grandes y pequeños).

Lo confieso en las noches yo tenía la tentación de llamarlo unas cinco veces para asegurarme si había comido, se había lavado los dientes,  había empacado y si estaba bien: Con todo mi esfuerzo y entendiendo su experiencia (lo menos que quería era pasársela hablando con la mamá) me controlaba. Al día siguiente como por arte de magia, Alejo llegaba a competir, con todo resuelto y lo más importante feliz.

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Solo sonrisas. Así llegó el primer día con su equipo.

¿Aprendizajes de esta experiencia? Muchos para ambos.  Aquí les dejo el sorprendente balance:

Alejo

Yo

Autonomía aplicada en la vida real. Orgullo de verlo crecer y resolver sus retos diarios.
Comió súper bien, todo era rico. Solté, delegué en él y en sus entrenadores muchas responsabilidades.
Siempre  llevó todo lo que necesitaba para las competencias, !Todo! Disfruté como espectadora, sin estrés y afanes.
Se acostó a la hora que era, durmió bien y se levantó a tiempo. Sentí “ la satisfacción del deber cumplido”, aún falta mucho por acompañarlo y aprender, pero vamos por buen camino.
Se integró de acuerdo a su personalidad con sus compañer@s de todas las edades. Lo extrañé mucho.
Coordinó las actividades con sus compañeros de cuarto Me hice unas 10 películas diferentes de lo podía estar pasando en la concentración.
Se dio cuenta que es capaz de todo . Me di cuenta que el va más rápido en su transformación que yo

Este balance es positivo para los dos, más aún para El que es quien está escribiendo su historia y quien tiene más potencial para aprender. Para mi, la cosa es más lenta, y si bien tuve lecciones importantes, aún me falta comprender que parte importante de acompañarlo, es dejarlo ser y hacer, por si mismo.

Cómo claramente no aprendemos a la primera, la vida me dió otro mensaje: “Querida Pauli, soy la vida, es hora que Alejo se pruebe lo que ha crecido, es hora de que escondas las alas de gansa de verdad y lo sueltes un poquito más.” Este mensaje me llegó pues Alejo en este preciso instante está en Bolivia con su equipo representando a Colombia, una de las más grandes alegrías que él ha sentido (sino la más) en sus 10 años de vida.  Esta vez quien lo acompaña de lejitos es papá (no crean que estamos listos como familia para dejarlo del todo), de nuevo está concentrado, a cargo del capitán y compartiendo con sus 2 compañeros de equipo, que también están en este camino de crecer a través del deporte .

No puedo quedarme sin contarles algo al margen del tema central de esta historia, pero es que es un punto realmente relevante y bonito: estos dos niños, con los que Alejo ahora comparte esta experiencia de equipo en un deporte individual, durante todo el año han sido sus rivales, lo han retado, lo han sacudido, lo han hecho mejor jugador sin duda, porque para jugar con ambos, Alejo ha tenido que dar el 100% en cada partido sin excepción. Esto ha sido lección tras lección: quien te ayuda a ser mejor, es una buena persona para tu vida y hay que agradecer por su presencia, no importa si es rival o compañero, en este caso ambas.

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Hoy puedo decirles que estoy escribiendo en mi tiempo libre , mientras Alejo juega contra Argentina representando a Colombia por primera vez en su vida, rezando para que les vaya muy bien, para que sea una experiencia inolvidable, para que se fortalezca como ser humano y a la expectativa de mis propios cambios que me lleven a respetar su proceso y a dejarlo ser… Amanecerá y veremos si esta mamá gansa puede ser simplemente mamá…..

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Esto ocurre mientras yo escribo. El crece y yo orgullosa pase lo que pase.

 

¿Por qué me encanta «la película» de mi hijo con el deporte?

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Pauli! ¿Estás loca?, ¿En qué película se montaron ustedes?. Pobre Alejo ¿Cuántas horas es que entrena? ¿Otro torneo, no se cansan? o también !Que nota vivir diferente! ! Qué rico que puedan acompañar así a Alejo!  !Sigan para adelante!…  Estas son algunas de las frases de todo tipo que escucho  y recibo con mucho amor como mamá de un niño deportista, de un deportista montado en una verdadera película de la que todos hacemos parte en esta casa.

La película de Alejo cuenta la historia de niño de 14 años que sueña con ser el mejor tenista del mundo y que trabaja diario en pequeños detalles para lograrlo . La trama muestra a un niño  que madruga todos los días a estudiar en casa  para tener un horario más flexible que le permita entrenar un poco más; a un jóven que una vez al mes (si no son 2 o 3 veces)  tiene la oportunidad de competir en ciudades distintas del mundo, cosa que de otra forma tal vez no sería posible, que come mucho mejor que yo por pura convicción, y que aunque a veces no le gusta mucho, se acuesta temprano para descansar y crecer. Estas cosas que muestra la «película» en la que Alejo se montó,  a veces hasta a mi me parecen «raras» para su edad, pero son reales gracias a su amor por el deporte.

Como toda película hay a quienes les gusta, les causa curiosidad, otros a quienes les parece de terror o tal vez crean que es de aventura, muchos que también están haciendo su propia película a través de otro deporte o del arte…. Somos diferentes, vemos y vivimos las cosas diferente. Lo que si es seguro es que el deporte con película o sin ella, aporta a nuestros hijos herramientas maravillosas para su desarrollo como personas y les enseña (no solo a ellos, luego les cuento lo mucho que he aprendido sobre mi a través del deporte de Alejo) que en la vida, con carácter, trabajo y disciplina toda meta es posible.

Hoy quiero compartirles las 10 razones por las cuales a mi esposo, el papá que patrocina este «filme en el que nos montamos» y a mi, nos encanta que Alejo esté bien «empeliculado»  con el  deporte:

  1. Los vuelve autónomos para tomar sus propios riesgos, decisiones y responsabilidades.
  2. El deporte contribuye a fortalecer la disciplina mediante la repetición de hábitos y rutinas positivas, y la persistencia en las conductas. Así entienden que ser  disciplinados los lleva a desarrollar su potencial en cualquier cosa que quieran hacer.
  3. Desarrolla la concentración, su capacidad de enfocarse en lo que están haciendo aqui y ahora.
  4. Enseña respeto por tu equipo, por aquel con quien compites, por aquellos que te ayudan diariamente a ser mejor. Enseña a respetar el tiempo que inviertes, las reglas del juego y a ti mismo.
  5.  Una de las razones más valiosas para nosotros como papás de Alejo, es que el deporte forja el carácter. Les ayuda poco a poco a construir su propia postura frente a la vida, lo cual les permite mantenerse firmes frente a los retos y momentos poco fáciles, afrontarlos y seguir adelante.
  6. De la mano del deporte van adquiriendo criterio, aprenden qué es lo correcto y lo qué no lo es, a defender su punto de vista con argumentos, a reconocer los errores y aciertos propios y como resultado toman mejores decisiones.
  7. Los convierte en personas recursivas, de aquellas que buscan soluciones frente a los retos, en vez de quejarse o quedarse paralizados.
  8. Hacen amistades basadas en intereses comunes.  Son amistades sanas, en un entorno muy particular que los llama a competir entre ellos de manera respetuosa, para aprender del otro.
  9. Les ayuda a ver el error como una oportunidad para aprender y fortalecerse para el próximo reto.
  10. Cuidan de su salud, no solo por la actividad física como tal, sino por la conciencia que se despierta en ellos frente a la importancia de comer saludablemente, de dormir para descansar, de hidratarse.

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Ahí les dejo nuestras 10 razones. Ojalá al leernos se animen y motiven a sus hijos a practicar algún deporte, el que sea que les guste porque de verdad  que es un compañero increíble de vida , un maestro para grandes y pequeños, y por eso de todas las películas posibles ,creo que Alejo está eligiendo ser parte de una de las mejores.

See you later, Alligator…

Ser honestos con nosotros mismos no es siempre tarea fácil.  No se si a ustedes les pasa, pero a mi si me ocurre  en ocasiones, que aún sabiendo que pude haber hecho algo mejor, (la vocecita de la conciencia me lo dice y  lo repite) yo trato firmemente de convencerme que estuvo bien, y sigo adelante como si nada.

La semana pasada en el entrenamiento de Alejo ocurrió algo que inspira la historia de hoy y que me invitó a pensar en la importancia que tiene ser capaces de hablarnos honestamente a nosotros mismos, en términos de cómo es nuestro esfuerzo, cómo estamos recorriendo el camino para alcanzar las metas que nos proponemos. Podemos llegar al objetivo, cualquier que sea: perder peso, terminar el libro que lleva seis meses en el nochero,  hacer que los niños reciten los contenidos del colegio, los que son deportistas pueden ganar sus competencias, pero.¿Cómo lo hicimos? ¿Entendimos y aprendimos algo? ¿Nos dimos cuenta de lo que hicimos bien y podríamos eliminar lo que no? Con estas preguntas en mente, aquí va la historia.

Hace unos días Alejo está entrenando con Ramón. Yo que muy juiciosa me siento a verlo entrenar, noté que entre ellos hablaban mucho sobre un «alligator» durante las clases. También noté que cuando se encontraban fuera de clase seguían con el mismo tema del «alligator».  Después de unos días viendo cómo Alejo se ponía de contento cuando el «alligator» era tema de conversación (para mi no tenía ningún sentido!!), le pregunté, pero  sólo me dijo: «Ma es algo que Ramón me contó» (!quedé en las mismas!). Así que no tuve más opción que preguntarle a Ramón. El me mostró el antivibrador en su raqueta  (Es un objeto  pequeño que se pone en las cuerdas para evitar que vibren y proteger su brazo) y vi que era un cocodrilo. Me contó que Alejo le había dicho que El lo quería y por eso El le propuso lo siguiente: «Si haces todos los ejercicios de forma correcta, escuchás, tenés actitud, te esforzás al máximo y cumplís los retos que les pongo, te lo ganás». Ahora si entendí, ahora tenía sentido, El llenaba ya días tratando de ganarse el «alligator».

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El miércoles por la mañana entrenó con Ivi un compañero y con Ramón como entrenador. Durante la primera hora de la sesión todo parecía indicar que el «alligator» tendría un nuevo dueño. Alejo, estaba aplicando todo lo que ya habían trabajado antes: terminaciones, apoyos, movilidad, bolas profundas y además con excelente actitud, yo lo veía muy satisfecho con su trabajo. Llegó la hora de trabajar el servicio, era la última parte del entrenamiento: ese «alligator» estaba muy cerca, era cuestión de seguir como iba hasta ahora.

Comenzó a servir: un, dos, tres intentos se quedaron en la malla. Umm..nada grave, respiró, dijo vamos, como pensando:»Estoy comenzando, calentando el brazo». Cuatro, cinco, seis intentos y aún no lograba encontrar su ritmo, eran pocos los saques buenos, así que de nuevo lo vi respirar, cerrar los ojos, mover la cabeza y decir su primer !NOO! del día.  Fue a la canasta de bolas con sus hombros caídos y su cabeza de un lado para otro. Lo siguiente fue un círculo vicioso: Por más que intentaba servir bien no lo lograba, eso lo ofuscaba más, así que fallaba su próximo intento y su frustración era mayor. Aunque algunos saques entraron, yo sabía que eso no era lo que El estaba esperando de El mismo. Su actitud, su esfuerzo y obviamente el servicio como tal, estaban lejos de su propia expectativa y de la tarea que tenía.

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Ramón y Alejo.

Comenzó a lloviznar así que me fui, pero ellos siguieron en cancha.Por eso no vi el final de la historia, pero Ramón me buscó luego para compartir conmigo lo que pasó. Resulta que Ramón decidió entregarle el deseado «alligator» a Ivi su compañero de clase. Lo recibió contento pero realmente para El no tenía mucha importancia, porque no había estado en las clases anteriores, ese » alligator» solo tenía significado para  Ramón y Alejo. Ale estaba muy triste, y como lo niños son seres hermosos, su compañero le dijo: «Alejo, mira quédate con el, para mi no es tan importante, tómalo tu». La respuesta de Alejo fue: «Muchas gracias, pero no puedo tener el «alligator» así, porque no hice lo que tenía que hacer, yo me lo quiero ganar pero trabajando bien y con mi esfuerzo». Ramón, le agradeció a Ivi por el gesto, terminó la clase, les dió la mano y se fue, sabiendo que tenía que contarme esa parte de la historia.

Cuando Ramón me contó este pedazito de historia que yo ni sospechaba, inmediatamente reconocí la capacidad y la facilidad que tienen los niños para saber cuándo han hecho algo bien y cuando no, para ser honestos y reconocer que hay algo que pudieron haber hecho mejor. Cuando crecemos, este proceso nos cuesta y a veces decidimos que es más sencillo y menos doloroso engañarnos a nosotros mismos. El real valor de un objetivo o meta, no es llegar a ella, sino ser conscientes de cómo recorremos el camino para llegar a ella, saber qué aprendimos, qué mejoré, en qué me equivoqué. Ser honestos con nosotros mismos, implica revisar constantemente el propósito de lo que hacemos y el cómo lo hacemos, porque ambos tienen un gran impacto en la satisfacción que experimentamos al cruzar la meta, al lograr el objetivo.

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Alejo tendrá con seguridad durante estos días otra oportunidad de trabajar duro, hacer las cosas correctas y bien hechas y  quien quita, poder ganarse el «Alligator» y ponerlo en su raqueta para recordarse que cuando es honesto consigo mismo acerca de cómo y para qué hace las cosas en el deporte y en la vida en general, la sensación de satisfacción y orgullo personal no tiene precio.

Un año de retos diferentes

Durante esta semana de descanso mi esposo Juan está encarretadísimo leyendo un libro que alguien cercano, le recomendó (mejor dicho le puso como tarea): MINDSET de Caroline Dweck. Comenzó leyendo pensando que iba a ser un libro más sobre psicología deportiva y listo, pero resultó encontrando un libro con elementos significativos para temas tan relevantes como las relaciones, ser padres, el trabajo y en general cualquier ámbito de nuestra vida (por eso es que insisto tanto que cuando nuestros hijos están involucrados con algún deporte, crecen como seres humanos y encuentran herramientas para convertirse en personas con carácter). Por las noches terminamos hablando del libro, como un niño que quiere contar las historias que vivió en el día, mi esposo nos compartía lo más chévere que iba encontrando.

Juan nos contó que el libro se enfoca en explicar y explorar la importancia que tiene construir una mentalidad de crecimiento para alcanzar todo nuestro potencial en cualquier cosa que sea que hagamos. Alejo, le preguntó: » Pa, ¿qué es eso? yo se qué es mentalidad positiva, pero mentalidad de crecimiento no se que es». Juan le explicó con frases simples que encontró en el libro y que subrayó para tenerlas presentes. Así que voy a compartirlas también hoy en el diario, para que recordemos qué es  mentalidad en crecimiento, porque como papás y seres humanos en desarrollo constante puede sernos útil….

  1. «Equivocarse, es una oportunidad de aprender y crecer»
  2. «Puedo aprender lo que yo quiera»
  3. » Los retos son los que me llevan a mejorar, a crecer»
  4. » Mi esfuerzo y actitud, determinan mi verdadera habilidad»
  5. » Recibir retroalimentación es constructivo»
  6. » El éxito de otros me inspira»
  7. » Me gusta intentar cosas nuevas»
  8.  «FAIL: First Attempt In Learning»

Desde que  conversamos sobre estas frases en la semana (aún no ha terminado, así que estamos esperando más sorpresas del papá ) se me ocurrió que sería interesante, ponerme unas «nuevas gafas», cambiar de observador  y reflexionar sobre lo que ha significado 2016 a través de este nuevo referente que me invita a ver los retos, las situaciones poco cómodas y poco fáciles como una oportunidad de crecer. Las nuevas gafas me permitieron ver que  que 2016 ha sido para nosotros un año lleno de retos (regalos), entonces tal como lo afirma Caroline Dweck, esos retos nos han permitido mejorar a todos en este familia de algún modo, porque nos hemos equivocado, nos hemos tenido que esforzar, hemos intentado cosas nuevas y sabemos que seguiremos así  (Estas «nuevas gafas» me gustan más que las que estaba usando, porque al principio yo no lo percibí así).

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Los retos como familia nos llevan mejorar como personas

Hoy para terminar las historias de 2016 en este ultimo día del año, quiero compartir con mucho amor los 3 retos más grandes que tuvimos este año como familia (que siguen para 2017) y que logramos aprender de ellos :

  1. Educar en casa a Alejo:  Alejo tiene un sueño, ser tenista profesional. Eso implica hacer algunas cosas diferentes e involucra a toda la familia, así que este año cambiamos a Ale de colegio.  Alejo logró adaptarse rápidamente al cambio en las rutinas, en las dinámicas, en las formas y metodologías de estudio. Estuvo siempre abierto a intentar, a hacerlo bien, con actitud y  disciplina. Aceptó con mucho amor  su nueva tutora (yo), que no es una perita en dulce, pero que seguro solo quiere lo mejor para El. Por mi parte es un reto que implica paciencia, mucha tolerancia con él y conmigo misma. Me ha permitido explorar mi faceta de profe, descubrir que me gusta y que aún debo encontrar mejores maneras de acompañarlo en su parte académica. En este reto que sigue para 2017, creo que la mentalidad de crecimiento va a servirme mucho, porque voy cambiar yo primero para poder enseñarle que equivocarse está bien, que es importante buscar alternativas, que hay cosas que toman tiempo y esfuerzo.
  2. Viajes constantes: Este año Alejo comenzó a competir con más frecuencia fuera de la ciudad, lo implica estar constantemente fuera de casa y en nuestro caso como papás en constante situación de «hacer fuerza» (creo que saben a lo que me refiero en los partidos). Sin embargo esto nos ha dado la oportunidad de conocer ciudades que nunca habíamos visitado como Popayán, Bucaramanga y Barranquilla.  Alejo se ha tenido que adaptar al frio, calor, altura, humedad, viento, diferentes superficies y ha tenido que ser más independiente y responsable. Nosotros hemos visto ( yo tal ves no he aprendido aun) que no siempre se gana , que es necesario apoyarlos, cuidarlos y acompañarlos como un verdadero equipo.
  3. Conversaciones con mucho sentido y fondo: En este año en particular Alejo y yo hemos pasado mucho, mucho más tiempo juntos, eso y el hecho de que está creciendo (muy rápido…) , ha generado una buen número de conversaciones muy relevantes para los dos, con temas profundos, significativos e interesantes. A Alejo le gustan las conversaciones directas con preguntas y realidades que no son fáciles o cómodas pero que hemos ido abordando para darle respuestas que le ayuden a formar su propio criterio y carácter. Hemos aprendido que todos los temas pueden tratarse (eso si de manera oportuna) con amor, respeto y claridad  y que es mejor hacerlo en casa, que dejar temas importantes como la sexualidad, la religión, las diferencias entre personas, para que los aprendan o discutan fuera de ella.

Así termina un 2016 muy interesante, que deja la puerta abierta para un 2017 lleno de nuevos regalos. Nuestros mejores deseos para 2017, que sea un año cargado de buena energía, alegría, familia y mucho amor.

Alejo, Juan y Pauli.

Yo creo, y tu?

El salón estaba lleno, Alejo y yo intentamos buscar el mejor lugar para sentarnos y poder  ver de cerca a nuestros héroes. Mirábamos el reloj como queriendo empujarlo para que fueran las 8:15 am, hora en la que conoceríamos por fin, a tres de los mejores y más inspiradores deportistas del país. Había una energía positiva y contagiosa en el lugar (Alejo estaba bailando), la música, las imágenes y vídeos que veíamos mientras esperábamos, repetían una y otra vez el mensaje central de lo que estábamos a punto de aprender: Creer, Creer en cada uno de nosotros.

8:15 a.m, llegó la hora. Alejo se paró de su silla para ver salir  al primero de los 3 héroes: Oscar Figueroa, levantador de pesas, medallista olímpico de plata y oro .  Alejo se sentó, se acercó a mi oído y en secreto muy sorprendido, me dijo: «Mami, yo pensaba que era más alto con todo lo que carga y en televisión se ve más grande».  Yo entendí su sorpresa perfectamente, de hecho, debo confesar que pensé lo mismo, pues Oscar mide lo mismo que Yo, sólo 1.65 metros, pesa 62 kilos y es capaz de levantar 142 kilos en su deporte.

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Oscar Figueroa, medallista olímpico, nos invita a creer en nosotros mismos.

De una manera muy auténtica este maravilloso ser humano y deportista, nos compartió su historia de vida, y  mientras nos llevaba por  cada obstáculo superado, cada logro conseguido, cada lesión sanada, cada oportunidad aprovechada,  él se hacía más y más grande a nuestros ojos y en nuestro corazón. Desde su niñez hasta hoy, su historia ha requerido de una gran dosis de Creer: Creer en si mismo, en su familia, en sus elecciones,en su sueño, en sus capacidades,en quien creyó en él, en su equipo y en su cuerpo.

Oscar nos hizo reír, aguar el ojo, reflexionar, agradecer,reevaluar nuestras acciones, pero sobretodo nos confirmó que no solo se vale Creer, sino que es necesario hacerlo para cumplir los sueños. Por eso cuando nuestros hijos de manera valiente nos comparten sus grandes sueños y nos muestran que creen ciegamente que pueden lograrlo, es importante que nosotros como familia creamos también.( Como digo yo, empeliculémonos con ellos….)

Durante su intervención hubo algunos mensajes que hoy quiero compartirles, porque a mi me dieron esperanza, me ayudaron a fortalecer mi fe en un mundo donde pensamos que sólo a otros les ocurren cosas extraordinarias, que salirse del molde es para los demás, cuando en realidad esos grandes personajes como Oscar que parecen una suerte de súper héroes a nuestros ojos, son personas como tu o como yo, lo que los hace diferentes y capaces de cosas extraordinarias es su capacidad de creer en ellos, de trabajar con pasión, de permanecer alegres y humildes, de encontrar un equipo de triunfo, de levantarse al caer y de ayudar a otros a cumplir sus sueños.

Entre muchos mensajes significativos que alcancé a anotar (en jeroglíficos, para no perderme ni una palabra), Alejo y yo escogimos los siguientes que esperamos disfruten mucho:

1.» Creo que cuando quieres algo y te esfuerzas, perseveras, tienes disciplina y te enfocas, eso que quieres lo consigues»

2. «Creo que necesitamos el apoyo de otros para lograr nuestros sueños y así mismo debemos apoyar a otros para que logren cumplir los suyos»

3. «Creo que el deporte transforma vidas y construye país»

4. «Encontrar las pesas hizo que me aferrara a una única opción: Creer en mi, en la posibilidad de cumplir mi sueño y transformar mi vida«.

5. «La familia es ese alguien que hace todo lo que esté a su alcance, para que salgas adelante. El poder que la familia te da, transforma»

6. «Si hay un propósito claro, cada momento de la vida vale la pena».

Ese jueves de muchas emociones,también tuvimos la oportunidad de conocer y escuchar a Mariana Pajón y a Yuberjen Martinez de quienes les contaré un poquito en una próxima historia. » La hormiga atómica» y «Yuber»,  lograron ponerme la piel de gallina a mi y hacer morir de risa a Alejo con sus aventuras increíbles ( En especial nuestro boxeador Yuberjen Martinez que es nota de personaje, auténtico y carismático,  que de verdad vale la pena escuchar, es el verdadero «sabor» de nuestra gente hecho deportista de alto rendimiento). Ambos deportistas que son un excelente ejemplo para nuestros hijos, que son Colombianos orgullos, que creen que la familia es su principal motivación, que no tienen poderes mágicos,que nos hacen pensar que todo es posible, son diferentes porque decidieron creer firmemente en ellos mismos (a veces hasta de forma ciega) y poner acción para que sus sueños hoy sean una realidad. 

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Nuestros deportistas son ejemplo de pasión, alegría y fé positiva.

Los invito a creer en nuestros hijos, en sus sueños, a creer en que el deporte  transforma y construye. Yo creo y tú?

 

 

 

 

 

 

 

 

Atención papás: Los niños nos dijeron cómo les gusta que los acompañemos.

Entre risas, amigos, diversión y un muy buen comportamiento de los chicos y los grandes, terminó el Champions Kids, el primer festival nacional infantil del 2016.

Lo que más me gustó del festival este año, fue una idea simple, pero poderosa de la organización del torneo, que le dio a los niños, a los verdaderos protagonistas de este espectáculo, la oportunidad de escribir con sus propias manitos sus ideas y expresar lo que les gusta y lo que no, de nuestro acompañamiento como padres en  el deporte .

Y…..atención papás : El mensaje fue fuerte, claro y unánime. Por eso hoy , quiero compartirles las palabras más repetidas de ambos lados, del me gusta y del no me gusta, que escribieron los niños. Esto con el propósito de que hagamos un alto, escuchemos y entendamos lo que nuestros hijos nos dicen acerca de nuestra actitud . Estoy convencida que aunque estas reflexiones nacen del deporte, nos serán útiles para evaluar cómo acompañamos a nuestros hijos en sus actividades del día a día. ( si ven, por eso adoro que a mi hijo le encante este deporte, es un realmente un aliado maravilloso del desarrollo de nuestros chicos y una ayuda increíble para nosotros como padres).

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ME GUSTA

  • Que me acompañen.
  • Que me apoyen (apollen)
  • Que celebren conmigo.
  • Que me aplaudan.
  • Que me animen.
  • Que me dejen jugar sin darme consejos.

NO ME GUSTA

  • Que me regañen.
  • Que me hagan mala cara.
  • Que me griten
  • Que me hablen durante el juego.
  • Que me distraigan.
  • Que me exijan ganar.

Para mi es más que claro que todos nosotros como papás queremos lo mejor para nuestros hijos, la intención siempre es buena. Sin embargo estas palabras que nos regalan los niños y que al tener la valentía de escribirlas les dan más fuerza, me hacen pensar que a veces lo que nos pasa es que nos perdemos, nos desviamos sin darnos cuenta ( o a veces si nos damos cuenta, pero no lo reconocemos) en el CÓMO elegimos expresar o comportarnos para ayudarles y apoyarlos en el logro de lo que ellos quieren.

En mi caso personal, veo un par de oportunidades para mejorar mi comportamiento y pasarme definitivamente del lado de NO ME GUSTA para el lado del ME GUSTA. Quiero comprometerme hoy conmigo misma a eliminar de mi lista el » Que me hagan mala cara», pues debo confesar que lo hago, y ya que recibí este mensaje de manos de los niños (seguro lo necesitaba), quiero trabajar para evitar hacerlo, siendo más consciente de lo que hago y pensando siempre que esto no se trata de mi, sino de Alejo, quien tiene derecho a jugar partidos buenos y otros no tan buenos, y que mi papel en todo momento es claro: soy su acompañante, su apoyo y su fan #1, de forma incondicional y él debe saberlo, sentirlo y verlo en todo momento.(Esta ultima parte se merece un ME GUSTA, jajaja)

 

 

 

 

Descubriendo el talento de nuestros hijos: todo un cuento.

Ser los papás de un niño deportista ha sido toda una aventura llena de retos inesperados para los que no estábamos preparados. Sin embargo, hemos aceptado vivirla, con toda la energía que se requiere, porque hemos ido entendiendo (paso a paso) que nuestra misión como papás es acompañarlo en su camino, apoyarlo para hacer que las cosas que él quiere lograr y para las cuales se esfuerza, sucedan y amarlo de manera incondicional independiente de los resultados, dando más importancia al camino y su disfrute.

Pero, y ¿Cómo comenzó toda esta aventura?, algunos papás nos preguntan ¿Cómo y cuándo descubrieron que su hijo tenía talento para el deporte?

Antes de comenzar con la historia, quiero invitarlos a que entendamos el talento de nuestros hijos, como una suma de las capacidades y habilidades (yo puedo) que tenemos para realizar una actividad, el compromiso para ser y hacerlo mejor (yo quiero, yo lo deseo) y  la acción que se pone para lograrlo (yo actúo, yo hago que suceda). 

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Ahora  que entendemos el talento más como proceso en el que se integran varios aspectos, vuelvo a la historia sobre cómo descubrimos el talento de nuestro hijo. Comenzó cuando Alejo tenía poco menos de 4 años. Estaba en esa etapa donde como padres queremos que intenten y aprendan cosas diferentes para que desarrollen otras habilidades y exploren qué es aquello que les gusta hacer y para qué son buenos: música, pintura, natación, fútbol, karate, baile, patinaje,… la lista podría continuar.

En nuestro caso,  ocurrió algo maravilloso que nos ayudó a descubrir el talento de Alejo para el tenis: nosotros simplificamos el camino y nos funcionó (A veces creo que lo hicimos más por sentido común que por una decisión científicamente informada, pues nuestra filosofía familiar es que en lo simple encontramos lo que es bueno) . ¿Cómo así?  Eso significa que nosotros, convencidos que todos los niños tienen un talento único y especial, que está guardado dentro de ellos esperando la oportunidad de salir y manifestarse, decidimos hacer tres cosas simples que nos funcionaron para descubrir el talento de Alejo, las cuales quiero compartirles:

  1. Intenta sólo una cosa a la vez con tus hijos, una sola actividad al tiempo. A veces creo que queremos que nuestros hijos tengan muchas oportunidades de aprender y desarrollar habilidades diferentes, lo cual es maravilloso y da cuenta de lo mucho que los amamos. Sin embargo a la hora de descubrir el talento, simplificar el camino ha sido importante, pues les da a los niños la oportunidad de entender completamente la actividad que realizan y concentrarse en ella. Así ellos mismos sabrán si les gusta, si tienen y quieren desarrollar las habilidades para realizarla.
  1. Ten paciencia y abre tu mente. El talento de nuestros hijos está ahí, no lo dudes. A veces como padres queremos o pensamos que deben ser talentosos para algo específico, es casi como un plan. Pero la vida es como es, y ellos son seres humanos con luz propia, por eso tienen capacidades y habilidades muy personales, que probablemente no son las mismas que tú pensabas, así que abre tu mente a lo que sea que ellos descubran. Adicional, las cosas con los niños no suceden cuando queremos que pasen. Así que ten paciencia, sigue acompañando a tu hijo, enséñale con tu ejemplo a ser constante. El talento no consiste en ser brillante desde el primer momento, requiere capacidad y habilidad, pero también un gran compromiso y eso sólo se logra con tiempo.
  1. Permanece observando y atento. Esta es la que considero más importante, porque implica involucrarse en la actividad que realizan tus hijos, estar presente desde un acompañamiento amoroso, evitando caer en empujar o presionar.  Para descubrir el talento de los niños hay que estar atentos a las señales que nos dan:
  • Sus actitudes frente a la actividad: Si piden hacerla más seguido, si su carita se ilumina cuando la realizan. En el caso de Alejo, había que sacarlo de la cancha, pues él no tenía planes de salir.
  • La mejoría constante y progresiva en el desarrollo de sus habilidades.
  • La disposición para retarse a ellos mismos: Quieren nuevos retos y exigirse a un mayor nivel. Por ejemplo, Alejo quería competir desde chiquito, lo cual implicaba desarrollar nuevas habilidades que él estaba dispuesto a ensayar.
  • La retro-alimentación de los profes: Escuchar a quienes los orientan , es fundamental para descubrir y definir cómo potenciar el talento.

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Cinco años después de comenzar esta aventura,  viene la etapa en la que estamos ahora y que no termina: ¿Cómo seguir apoyándolos?

Algunas ideas para apoyar y potencializar su talento :

  1. Trabajar en equipo, en un equipo de familia. Es importante que ellos sientan la seguridad que como papás somos parte de su equipo. Esto significa entender (no establecer) sus metas, plantear nuestro aporte para que puedan lograrlas y así como ellos dan su 100%, nosotros también hacer lo mismo en lo que nos corresponde.
  1. Cada niño tiene motivos diferentes para realizar y permanecer en la actividad en la cuál es talentoso. Por eso cada uno responde a diferentes formas de motivación. Cómo padres, es importante conocer qué es lo que los mueve, qué los hace salir del colegio, comer y cambiarse en el carro para ir a entrenar, levantarse temprano para calentar antes del partido y trasnochar para ver a sus ídolos en televisión. Sólo así podremos motivarlos acertadamente y contribuir a conectar a nuestros hijos con su mayor potencial.
  1. Todos conocemos la expresión “Ver para creer”. En nuestra familia, esta expresión es diferente, nosotros decimos “Creer para ver”. Esto significa que primero creemos que él es talentoso, qué es capaz, qué vale la pena el esfuerzo, las horas de entrenamiento, la buena alimentación, creemos en su compromiso y como consecuencia él ve los resultados poco a poco. Si nuestros hijos saben que pueden lograr lo que se proponen y tienen grandes sueños, nuestro papel como padres es creer en ellos y expresarlo abierta, clara y constantemente.
  1. “Estar en la jugada”, significa que todos los aspectos logísticos  son nuestra responsabilidad.  Llevarlos a tiempo a los entrenamientos, partidos;  proporcionar las herramientas que necesitan, cuidar de los temas médicos es parte de lo que aportamos para apoyar su talento.

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